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Día Internacional de la Educación: el Deporte Puede Transformar la Realidad de las Escuelas y la Convivencia Escolar

Hace 17 años, en el sur del mundo, se fraguó una idea: la de ocupar el deporte y el juego para promover espacios seguros para la infancia. Lo que comenzó en tres comunidades de Santiago de Chile, al día de hoy es un programa mundial que ha tenido presencia en 11 países del mundo de manera directa. Originalmente, la intención era desarrollar una intervención donde un profesional del área social y otro de la educación física promovieran habilidades para la vida en niños y niñas, al mismo tiempo que desarrollaran la resiliencia. Todo, mientras jugaran en la cancha de su barrio. Se eliminó la tarjeta roja y la amarilla, y aparecieron la Tarjeta Verde y la Tarjeta Azul. La primera, premia las conductas positivas de los niños y niñas durante las sesiones de entrenamiento, mientras que la azul, invita a mejorar o a reflexionar sobre ciertas actitudes que se pueden mejorar. Rápidamente, esta metodología fue creciendo y adaptándose. Lo que originalmente se pensó para barrios, se adaptó para trabajar en contextos de desastres naturales, luego se desarrolló con población que se encuentra en situación de movilidad, luego pasó a residencias y hoy es posible transferirla a profesionales en el mundo para aumentar exponencialmente el impacto de esta metodología que se centra en lo propositivo. Esa evolución tuvo un punto cumbre hace 10 años en Haití donde nació el programa «Escuelas».

El programa «Escuelas» no fue un programa pensado en el sentido estricto del término. La realidad fue la que impuso su lógica y obligó a «Fútbol Más» a adecuar la metodología que se aplicaba en «Barrios». Coincidió con la etapa de internacionalización. La Fundación ya estaba instalada en Ecuador cuando surgió la posibilidad de trabajar en Haití. Fue unos años después del terremoto que azotó a la isla en 2010 y que dejó 316 mil muertos y un millón y medio de casas destruidas. Un equipo de «Fútbol Más» llegó a la isla en 2014 para trabajar en el asentamiento de Canaán, un espacio que fue ocupado tras el terremoto y que para ese año congregaba a 400 mil habitantes. La intención era volcar ahí el programa «Barrios» que se había estrenado en Chile y que se había ejecutado, con algunos ajustes, en Ecuador. Sin embargo, aquello era más difícil en Haití. No tanto por los estragos ocasionados por el terremoto, sino porque en la lógica organizacional del país era más prudente trabajar desde las escuelas y no en las comunidades.

La realidad exigía flexibilidad. Entonces, aparecieron las escuelas como el lugar en torno al que los niños y las niñas se aglutinaban, y aparecieron también las directivas de apoderados y apoderadas, y los profesores y las profesoras. De pronto, casi de manera orgánica, la adaptación del programa «Barrios» se había transformado en «Escuelas». Y prácticamente del mismo modo, el nuevo programa entraba en las escuelas de Canaán y se ganaba un espacio en el horario escolar. Sin que hubiera una planificación rígida y preestablecida, «Escuelas» fue encontrando su forma de modo natural. Comenzaron a articularse puentes entre las escuelas, y la Tarjeta Verde pasó a ser un instrumento ocupado por las y los docentes, y validado por los niños y las niñas.

La experiencia con el profesorado en Haití fue muy especial. En un comienzo, no resultó fácil porque el equipo de «Fútbol Más» llegó a cambiar la forma de hacer las cosas y, en rigor, esa no era la idea. Rápidamente, en medio de un país con una realidad cultural muy distinta al resto de América Latina, hubo que plantearse una manera diferente de relacionarse con el cuerpo docente. Había que entregarles herramientas y ayudarlos a manejar el estrés. Así nació el «Camarín Educativo».

«Camarín Educativo» en una instancia en la que el objetivo es el cuerpo de profesores y profesoras. Es un espacio en el que dejan de lado su rol de educadores, para permitirse el juego, para recuperar parte de la niña o el niño que fueron. Se trata de una iniciativa distintiva del programa «Escuelas» y una de las prácticas más valoradas y bien recibidas por el profesorado. De alguna manera, la Fundación contribuye al proyecto educativo velando por la salud mental de los y las docentes.

La historia del «Camarín Educativo» está muy relacionada a la pandemia y a la necesidad de trabajar la salud mental de los y las docentes y asistentes. La carga era alta y el estrés gatillado por el contexto de emergencia sanitaria tensionó mucho el clima entre profesores y profesoras. El «Camarín Educativo» se dedicó a trabajar desde el vínculo significativo, el trabajo en equipo y el reconocimiento y la expresión de emociones para atender ese difícil momento. Hoy, es una de las líneas de acción estelares de «Escuelas», gracias al positivo feedback que entregan las y los docentes.

Es preciso decir que esta iniciativa no es la única vía de relación con los profesores y profesoras. Hay una línea de formación en la que se ejecuta una transferencia metodológica para que ellos puedan aplicar estrategias y herramientas propias de «Fútbol Más» en la sala de clases. También existe una capacitación para realizar actividades fuera de la sala de clases, en las cuales los monitores de la Fundación realizan un acompañamiento. Incluso hubo veces en los que se trabajó en grupos o individualmente con algunos/as de ellos/as. En cada uno de estos casos, el objetivo estaba direccionado a los niños y las niñas.

En todos los países en los que se ha implementado el programa «Escuelas», uno de los grandes legados ha sido la incorporación de la experiencia lúdica como complemento del aprendizaje, y no solo para la clase de educación física. La metodología de «Fútbol Más» ha demostrado que el juego puede ser un gran aliado tanto para clases de historia, de matemáticas, de química, en rigor para la enseñanza de cualquier materia.  

En Canaán (Haití), no solo se incorporó la experiencia lúdica, también se crearon ludotecas, de tal manera que cada escuela quedó con 70 juegos de mesa, y el equipo de «Fútbol Más» se ocupó de capacitar a los profesores y profesoras para canalizar las materias de diversas asignaturas a través de estos juegos.

En este sentido, la metodología de «Fútbol Más» incorporada a la enseñanza ha permitido ampliar el abanico de posibilidades del cuerpo docente respecto de innovar en el aula, ofreciendo canalizar el aprendizaje desde la lógica de los niños y las niñas o, cuando menos, desde un enfoque que proteja sus derechos, sobre todo el derecho al juego y, desde ahí, gestionar la enseñanza desde un estatus mucho más motivante.

Por otro lado, la participación de los niños y niñas en el programa de «Fútbol Más» ha permitido obtener más información de cada uno de los estudiantes desde un relacionamiento diferente, lo que ha brindado la posibilidad a profesores/as y especialistas de las escuelas a realizar un trabajo mucho más personalizado con cada uno/a de los/las estudiantes, a fin de poder generar cambios y transformaciones en su camino de desarrollo y aprendizaje.

El recorrido del programa «Escuelas» solo ha sido posible con el apoyo de diferentes agentes públicos y privados que han permitido su desarrollo. En todos los países el programa trabaja mucho desde la co-docencia y se ajusta a los lineamientos de los Ministerios de Educación y su malla curricular, incluyendo el deporte para el desarrollo al proyecto educativo desde la Educación Física.

Una de las experiencias de éxito más recientes del programa «Escuelas» se desarrolló en Chile, donde hasta el 2024, se desarrolló en once establecimientos de la Región de O’Higgins. Ahí cumplió su tercer año de trabajo continuo bajo el nombre de «Educando desde el Juego y el Deporte». Más allá de profundizar lo que plantea la metodología de «Fútbol Más» llevada al aula, la intención es seguir sumando escuelas en el mediano plazo para así generar un impacto aún mayor. Al mismo tiempo, uno de los focos hacia donde se dirigen los esfuerzos es al robustecimiento de la liga escolar entre establecimientos.

«Educando desde el Juego y el Deporte» se validó de manera unánime entre las y los docentes, no solo a partir de lo que ocurre en la cancha. Por ejemplo, en las clases de arte se trabaja en el diseño de elementos que puedan ser usados por las barras de estudiantes que alientan a su equipo durante los encuentros con otras escuelas.

La integralidad del programa, que incluye no solo a las y los docentes, sino a toda la comunidad escolar, es algo que los agentes destacan en todos los países donde se lleva a cabo. 

«Escuelas» es un programa que tiene por objetivo principal promover el bienestar, el buen trato y la sana convivencia escolar de niños, niñas y jóvenes mediante el desarrollo de habilidades para la vida a través de actividades sociodeportivas en sus comunidades escolares.

Dependiendo del contexto, puede involucrarse con la comunidad aledaña al establecimiento educacional. Esto quiere decir, que, si la infraestructura no es suficiente, las sesiones pueden realizarse en un espacio contiguo a la escuela, donde además se involucra a los niños y las niñas del barrio que no necesariamente asisten a ese colegio. Otro escenario posible, es que el programa se desarrolle completamente puertas adentro de la escuela, pero invitando a la infancia del barrio a participar, pero dentro del lugar. Finalmente, puede realizarse única y exclusivamente dentro de la escuela y para esa comunidad en específico.

Atendiendo las particularidades anteriormente mencionadas, suele desarrollarse dentro de los establecimientos educacionales y está dirigido, fundamentalmente, a los y las estudiantes. Sin embargo, en ese espíritu, también se trabaja con los otros integrantes de la comunidad escolar: el cuerpo docente, los apoderados y las apoderadas, los y las auxiliares, en general todos aquellos que califican en el concepto de adulto/a significativo/a para los niños, niñas y jóvenes.

Además de velar por el bienestar, el buen trato y la sana convivencia, «Escuelas» se ocupa de la sostenibilidad del cuidado socioemocional, a través de la facilitación de herramientas a líderes y lideresas de la comunidad escolar. En este sentido, hay una relación interpersonal con los beneficiarios mucho más directa, que valida aún más la imagen y el rol del docente.

Dentro de «Escuelas» hay ciertas decisiones que se toman en conjunto con las autoridades de los colegios y que apuntan a si las actividades se realizan dentro del horario JEC (Jornada Escolar Completa) o bien forman parte de las actividades extraprogramáticas; lo mismo si se canalizan a través de la clase de educación física o se hacen a partir de otra vía, como talleres deportivos. Incluso, en determinadas intervenciones, considerando que a veces las escuelas son percibidas como entes más bien cerrados, se ha buscado abrir el programa vinculándolas con las comunidades que la rodean. Esto suele suceder cuando el programa se ejecuta en un horario extraprogramático, en tales casos la convocatoria es mucho más amplia que si el programa se desarrollara dentro del horario JEC.

La experiencia y evolución que tuvo el programa «Escuelas» en Haití y Chile, tuvo un capítulo especial a través de un proyecto que «Fútbol Más» realizó en Venezuela. Con el apoyo del Ministerio de Educación de aquel país fue posible generar un espacio de Transferencia metodológica en 178 escuelas de 14 estados diferentes, donde el objetivo era formar docentes para abordar el retorno a las actividades escolares post Covid-19 con énfasis en el fortalecimiento de la actividad física, el juego y el aprendizaje socioemocional. En total, y gracias a la tecnología, Fútbol Más fue capaz de llegar a casi 13 mil beneficiarios de manera indirecta

En el año 2024, de los 15.026 niños, niñas y jóvenes beneficiados por Fútbol Más a nivel global, 7.382 participaron en el Programa Escuelas, desarrollado en 52 establecimientos ubicados en 6 países de 3 continentes

En 2024, el programa «Escuelas» inició en México, país donde la fundación trabaja desde el año 2017. Las intervenciones se desarrollaron en dos estados: Estado de México y Baja California Sur, en las comunidades de Zinacantepec y Cabo San Lucas, respectivamente.  En el caso de Cabo San Lucas, el proyecto se desarrolló gracias a la Fundación Coppel y constó de un programa de 18 meses que inició en enero de 2024 en el Instituto del Mar y la Escuela Secundaria N°35, donde se trabajó con el primer, segundo y tercer grado de secundaria.

Además, contó con líneas de acción como la Co-Docencia, el Camarín Educativo y la Liga Inter-Escuelas con el objetivo de generar climas de sana convivencia entre ambas comunidades educativas.

Por otro lado, la intervención en Metepec se realizó con el apoyo de la Fundación Diez Morodo, donde el programa se desarrolló en plantel secundario #35, con el que se trabajó durante un periodo de 12 meses. Con implementación directa de sesiones sociodeportiva extra escolares, espacios de colaboración con el área de educación física y capacitación y áreas de fortalecimiento con los docentes de la escuela.

Vale resaltar, como una de las líneas principales de acción que tiene el programa ‘Escuelas’, la importancia del Camarín Educativo, donde el objetivo principal es el trabajo con el cuerpo docente. Es un espacio en el que dejan de lado su rol de educadores, para permitirse el juego, para recuperar parte de la niña o el niño que fueron. Se trata de una iniciativa distintiva del programa y una de las prácticas más valoradas y bien recibidas por el profesorado. De alguna manera, Fútbol Más contribuye al proyecto educativo velando por la salud mental de los y las docentes. Es preciso agregar que esta iniciativa no es la única vía de relación con las y los educadores. Hay una línea de formación en la que se ejecuta una transferencia metodológica para que ellos puedan aplicar estrategias y herramientas propias de Fútbol Más en la sala de clases.

En todos los países en los que se ha implementado el programa «Escuelas», uno de los grandes legados ha sido la incorporación de la experiencia lúdica como complemento del aprendizaje, y no solo para la clase de educación física. La metodología de «Fútbol Más» ha demostrado que el juego puede ser un gran aliado tanto para clases de historia, de matemáticas, de química, en rigor para la enseñanza de cualquier materia.  

La última experiencia del programa «Escuelas» se realizó durante 2024 en Paraguay, conoce los detalles de la experiencia aquí

Sesiones sociodeportivas

En términos comparativos, la realidad de una sesión sociodeportiva de «Escuelas» es muy similar a la de «Barrios». Se realizan en dupla y mantienen la misma estructura. Las grandes diferencias pasan por el hecho de que en el caso de «Escuelas» el programa se ajusta a las reglas y requerimientos del establecimiento en lo que dice relación con horarios y con ciertos énfasis temáticos que dependen de los lineamientos del proyecto educativo.

Por otro lado, la participación de los niños y las niñas está asegurada y, además, habitualmente hay un equilibrio entre el número de hombres y mujeres que son parte de las actividades. Por último, si en «Barrios» el concepto fundamental es la cohesión comunitaria, en «Escuelas» todo gira en torno a la convivencia escolar.

La Liga Fútbol Más también es parte fundamental. En este caso, aunque sea obvio decirlo, la experiencia se da entre escuelas. La liga interescolar puede realizarse en la modalidad de ida y vuelta, vale decir, una escuela visita a la otra y luego se invierten los papeles; o bien, los equipos de las escuelas se reúnen en un recinto, donde participan de manera conjunta.

El rango etario de quienes se suman al programa va desde los seis a los quince años, y muy en la lógica de las Escuelas se dividen por cursos o niveles.

Evaluación y monitoreo

Uno de los aspectos interesantes de la evaluación de «Escuelas» es la medición del clima de convivencia escolar que se realiza mediante una herramienta validada por universidades norteamericanas conocida como CSCI, el cual es un cuestionario desarrollado por el «National School Climate Center» (NSCC), que mide el clima escolar en base a cinco dimensiones. Este instrumento ha mostrado cambios muy significativos en cuanto a la relación entre pares y a la seguridad advertida dentro de los establecimientos en las diferentes ejecuciones del programa.

El caso más emblemático es el de las escuelas de la región de O’Higgins (Chile). Cuando «Fútbol Más» comenzó su intervención, a inicios de 2021, el relacionamiento entre pares estaba ponderado en un 14%; al finalizar el año ese indicador había subido al 28%. El dato es decidor y evidencia el trabajo en pro de mejorar la convivencia escolar que resulta de «Escuelas».

Más allá del positivo indicador, la Fundación ha trabajado en las evaluaciones para hacerlas más rigurosas a partir de emplear grupos de control que permitirán tener una información mucho más valiosa del comportamiento del estudiantado, que no solo servirá a los niños y a las niñas y a sus respectivas escuelas, también a las municipalidades, corporaciones de educación y SLEP (Servicios Locales de Educación Públicas), ya que esos insumos les ayudarán a tomar decisiones en torno a cómo llevar a cabo su desarrollo educativo o cómo modificar sus programas de enseñanza. 

Siendo coherente con la metodología de «Fútbol Más», la evaluación también está cruzada por el juego. Un ejemplo de ello es lo que se hace en las capacitaciones a los profesores. Entendiendo que ellos habitualmente tienen una sobrecarga de trabajo, cuando se realiza la evaluación esta se hace en la cancha. Se divide al cuerpo docente en dos equipos, se les pasan petos, y se les instruye para encontrar un tesoro a partir de una serie de pistas que están asociadas a los conceptos que se quieren medir. Con todas las pistas/conceptos construyen una frase y con esa frase se continúa el trabajo en sala, realizando un cierre final que puede definirse como teórico/práctico/lúdico. Así, la resistencia inicial del cuerpo docente a sumar una nueva evaluación, que para ellos implica más trabajo, termina siendo una experiencia que agradecen no solo por volver al juego, a ser niños y niñas de nuevo, sino porque también terminan conociendo a sus compañeros y compañeras en otra faceta.

En esta misma línea, en las escuelas se realiza una intervención que está marcada por la línea de formación. Además de capacitar a los profesores y las profesoras respecto de la importancia del juego y la metodología del Deporte para el Desarrollo, se les forma en el uso de la Tarjeta Verde. Esto es muy relevante para el progreso del programa en los establecimientos y marca los avances más importantes en la relación que tienen con las y los estudiantes.

El vínculo positivo cobra mayor significancia y potencia la cercanía con el profesor/a o tutor/a, a partir de los estímulos favorables que estos entregan los estudiantes, resignificando el rol del o de la docente en cuanto a convertirse en tutores de resiliencia. Tanto la Tarjeta Verde como la Tarjeta Azul —que se usa cuando se busca corregir o cambiar algunas actitudes— desafían el proceso de aprendizaje, convirtiéndolo en una dinámica en constante crecimiento que busca abrir nuevos espacios para la formación del o de la estudiante.

Destacable es el caso de un grupo de docentes en el norte de Chile que decidió crear un tarjetero, el que terminaron incorporando a sus clases. Cada vez que había una conducta positiva, ellos/ellas premiaban con este instrumento, de tal manera que, a lo largo del año, los niños y las niñas iban sumando tarjetas verdes, lo que redundó en un cambio de actitud de parte de ellos y ellas. Del mismo modo, los docentes valoraron la posibilidad de incorporar un instrumento que no ponía énfasis en lo malo —como ocurre con la hoja de anotaciones negativas—, sino en el reconocimiento de las buenas acciones o conductas.

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