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La colonia Casas Alemán en la delegación Gustavo A. Madero fue construida hace 70 años y fue diseñada con callejones complicados, los cuales tenían la intención de confundir y perder a cualquier persona que no fuese local. Ariana Pérez y Lucas Siqués no fueron la excepción al quedar perdidos un día lluvioso del año 2017 en donde su misión consistía en encontrar nuevas canchas para el programa de Fundación Fútbol Más.
En su intento de ubicar una salida de la colonia, hallaron una cancha que a pesar de no estar en el mapa parecía un buen lugar para dar clases. Decidieron bajar del auto y preguntar a una persona que pasaba cerca de ellos si podían utilizar la cancha, a lo que solo recibieron una respuesta negativa. Lucas, sin darse por vencido, decidió preguntar en una tienda local, que era atendida por el jefe vecinal, quién les preguntó del proyecto y que luego decidió aceptar que Fútbol Más utilizara la cancha.
Ariana y Lucas ya estaban insertos en el barrio, dispuestos a ejecutar el programa sociodeportivo para beneficiar a la infancia. No obstante, ganarse la confianza por parte de la colonia era el primer paso.
En México, este fue el primer barrio en fundarse y muchos jóvenes comenzaron a unirse a las clases y a su vez a confiar en los profesores. Aunque para Ariana y Lucas ya era un gran avance haber ganado la confianza de la colonia y la asistencia de muchos jóvenes, había mucho trabajo por realizar.
En donde se impartían las clases era un lugar descuidado, las paredes eran grafiteadas constantemente, los residentes se orinaban en la cancha y lanzaban huevos para interrumpir las clases. Mientras tanto los jóvenes pensaban que una mujer no podía impartir clases o jugar fútbol, Ariana se enfrentaba a otro reto más, enseñarles que las mujeres pueden hacer las mismas cosas que los hombres.
El 15 de septiembre del 2018 se realizó un festejo que estremeció al barrio, una persona corrió con Ariana para avisarle que debía ocultarse con los niños ya que una balacera estaba por desatarse. Al finalizar la balacera Ariana observó que ninguno de los niños se encontraba asustado, para ellos este tipo de eventos era algo que observaban y escuchaban constantemente. Después de lo sucedido, pasaron 3 años en los que no se volvió a repetir un acto violento, la comunidad vecinal comprendió que la cancha era un lugar que se debía respetar.
Fueron muchos obstáculos a los que tuvieron que sobreponerse tanto la comunidad como los profesores, pero al final esto rindió muy buenos frutos ya que este barrio que lleva el nombre de INDECO fue también el primer barrio que comenzó a ser autónomo y los jóvenes comenzaron a impartir clases.
El barrio ya era independiente en la práctica, pero no en la teoría, sin embargo, los jóvenes entre 15 y 17 años que se convirtieron en los encargados ya tenían la confianza de los padres para brindar las clases a los niños más pequeños.
La pandemia por COVID-19 llegó a México y tristemente esto generó muchas grietas que se irían reparando poco a poco. Los vínculos entre las personas se debilitaron, muchos jóvenes perdieron a familiares o seres queridos y comenzaban a trabajar para poder brindar un apoyo económico a sus casas. Una vez que cambió el semáforo rojo a naranja en la Ciudad de México se retomaron las clases presenciales, aunque ahora por protocolo de sanidad se utilizaba otra cancha la cual contaba con paredes y puerta, esto permitió tener un mejor control sobre la sanitización y seguridad de la clase.
Se capacitaron a cinco líderes, durante cinco meses, para que lograran obtener el conocimiento necesario para brindar una clase teórica y práctica completa, para así lograr la sostenibilidad del barrio. Si bien la violencia sigue estando presente en la colonia, es posible percibir grados de tranquilidad y seguridad en la nueva cancha.
La diversidad es palpable en las clases, asisten niños quienes por motivos culturales y religiosos no pueden utilizar la casaca y el entorno lo respeta. Por otro lado, los jóvenes también comprendieron que una mujer puede realizar las mismas acciones que un hombre, pusieron en práctica la tolerancia, el respeto, entre otras grandes enseñanzas. Hoy en día hay clases en las que asisten 30 niños, niñas y jóvenes entre las edades de 6 a 16 años.
Fútbol Más ha dejado una base sólida con líderes capacitados, quienes fueron presentados a la comunidad oficialmente el 15 de julio. Los líderes ya son reconocidos como profesores y se les respeta como tal. Zoe y Owen son los actuales líderes de INDECO y esto les dio una voz que utilizan para orientar a la comunidad, quienes trabajan de la mano con David Samayoa, coordinador actual del barrio.
La narración de esta gran historia fue gracias al equipo de Fútbol Más, que sin duda después de un comienzo peculiar y complicado, lograron convertir al barrio INDECO en uno de los barrios más importantes de México.