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Podio a la salud mental
Por Tania Torres, Coordinadora Regional O’Higgins Fundación Fútbol Más
A un año y medio del primer contagio de COVID-19 en Chile, la salud mental ha sido un tema que se ha puesto a la mesa de manera recurrente. Esto se visibilizó, aún más, en los Juegos Olímpicos donde los y las atletas se exponen a las exigencias propias de la competición, sumado a los propios factores estresores del contexto sanitario. Esto generó que atletas internacionales y nacionales como Simone Biles, Arley Méndez y otros como Naomi Osaka y Michael Phelps, que ya venían manifestándolo con anterioridad, expusieran la necesidad de abordar y priorizar la salud mental.
Hoy en día, 1 de cada 5 niños y niñas presentan síntomas internalizantes, de depresión o ansiedad, según el Centro de Investigación Avanzada (CIAE) de la Universidad de Chile realizado el 2020. Lo que nos lleva a plantearnos de manera urgente la necesidad de educar desde un foco socioemocional.
Así, también, en la Encuesta Nacional de Juventud, la Región de O’Higgins presenta datos relevantes en lo que respecta a la salud mental donde el 16,9% de los encuestados manifestó que ha sentido algunas veces ganas de terminar con su vida, y el 3,1% indicó que siempre ha sentido ganas de suicidarse. Además, el 8,6% de los jóvenes reconoce recibir tratamiento farmacológico por problemas de salud mental.
La salud mental se ve afectada cuando la persona siente que no cuenta con las herramientas para afrontar ciertas situaciones de manera recurrente y esto se traduce, por ejemplo, en alteraciones del sueño, poca motivación en las tareas habituales, concentración, entre otras. Muchas veces estos síntomas son normalizados o pasados por alto ya sea por desinformación, miedos o prejuicios que no permiten a la persona pedir ayuda.
Es por esto que bajo la premisa de que la felicidad se entrena, Fundación Fútbol Más se ha convertido en una alternativa a la hora de hablar del bienestar físico y mental de los niños, niñas y jóvenes utilizando como estrategia el juego y el deporte para el desarrollo.
Dentro de la metodología se pone principal relevancia a generar espacios seguros donde niños y niñas puedan expresar sus emociones, se sientan contenidos y apoyados en el proceso de volver a conectarse con su comunidad y relacionarse con sus pares.
Sin duda, la salud mental es un tema prioritario, el cual debe seguir visibilizándose con más fuerza cada día, en donde se debe involucrar a la sociedad civil, pública y privada. Hoy la región se posiciona como referente en esta línea a nivel nacional, involucrando a estas tres dimensiones en proyectos que promueven, tanto en establecimientos educacionales como en comunidades, la salud mental, haciéndose responsable de un desafío que invita a todos y todas como sociedad.
Repensar el deporte
Por Gustavo Riquelme, Coordinador Regional Biobío Fundación Fútbol Más
Cuando hablemos de las Olimpiadas de Tokio 2020, probablemente recordaremos tribunas sin público en medio de estrictos protocolos sanitarios, donde por primera vez pudimos ver las trasmisiones de todos los deportes en vivo, via streaming, aunque siempre muy tarde en la noche o por la madrugada.
Recordaremos también unas olimpiadas que nos hicieron reflexionar sobre la importancia de la salud mental y el bienestar emocional, de los valores colectivos y la resiliencia. Y es que no olvidaremos la imagen de dos atletas saltando de alegría luego de decidir compartir el oro en salto alto, hecho inédito de una cita olímpica desde 1912. Tampoco a dos atletas que luego de tropezar en los 800 m planos, terminaron la carrera abrazados. O la piscina olímpica con todas las competidoras celebrando luego de que una de ellas rompiera el récord mundial de 200 m estilo pecho; todos actos que reflejan el compañerismo en el deporte.
Vimos también a la Federación Alemana de Gimnasia utilizando trajes completos para protestar contra la sexualización del cuerpo de las deportistas; y al equipo de esgrima de Estados Unidos utilizando mascarillas de diferente color para evidenciar su desacuerdo ante la inclusión del esgrimista Alen Hadzic, a pesar de estar siendo investigado por 3 acusaciones de abuso sexual.
Pero sin duda, quién más nos marcó he hizo reflexionar fue Simone Biles, la gimnasta más laureada de todos los tiempos, eligiendo no competir para priorizar su salud mental. Nos obligó a detenernos a reflexionar sobre lo competitivo del deporte y cómo la presión que esto genera puede traer graves consecuencias psicológicas y emocionales para quienes lo practican. Por otro lado, indirectamente logró visibilizar, concientizar y desmitificar la salud mental a nivel mundial, que, sobre todo hoy en pandemia, es tan relevante y necesario.
Esto que puntualizamos no son hechos “más allá de lo deportivo”; muy por el contrario, son reflejo de la esencia del deporte, esencia que ha sido distorsionada por la excesiva importancia que otorga la sociedad a la competencia. También son reflejo de una sociedad que en términos globales está cambiando, comprendiendo que la crisis sanitaria y ambiental que estamos viviendo requiere de la práctica de valores colectivos, como el compromiso y la empatía.
Es así como en medio de una crisis sanitaria y acercándonos peligrosamente a una crisis socioambiental, en la medida que no olvidemos el componente lúdico y valórico del deporte, la promoción de este es fundamental para construir una sociedad resiliente que pueda afrontar los desafíos del futuro, y que esté cimentada en personas preocupadas de sí mismas y de su entorno.
Sobre el devenir social de la infancia y el cuidado de la salud mental
Javier Escobar, Coordinador Regional Antofagasta Fundación Fútbol Más
Hace unos pocos días, fuimos testigos del cierre de una nueva versión de los Juegos Olímpicos en Tokio. En donde más allá del evento deportivo, se logró visibilizar la relación del rendimiento deportivo con la salud mental de los competidores. En este sentido Simone Biles, gimnasta y medallista de oro de EE.UU., abandonó algunas pruebas durante la competencia olímpica por no encontrarse mentalmente en forma.
«Tengo que concentrarme en mi salud mental. Simplemente creo que la salud mental es más importante en los deportes en este momento. Tenemos que proteger nuestras mentes y nuestros cuerpos, y no solo salir y hacer lo que el mundo quiere que hagamos», expresó Biles.
Su reflexión da el punta pie inicial a un diálogo profundo y transformador respecto a cuál será el tipo de sociedad que queremos propiciar. Sin duda, en términos contextuales, la pandemia, los extensos periodos de cuarentena y el control de movilidad individual; confluyó en desnudar nuestra fragilidad emocional. En efecto, la OMS 2020 determinó un aumento sobre el 70% del deterioro de la salud mental, en donde destacan problemas para dormir, ansiedad y depresión.
Bajo este contexto, la infancia se encuentra en una condición doblemente vulnerada. Por un lado, por los extensos periodos de encierro producto de la pandemia y, de manera más envolvente, por una sociedad que la excluye y posterga. A la infancia no se le atribuye un sentido protagónico en el conjunto de decisiones que ponen en valor su propia condición de niñez. Esto es tremendamente relevante al momento de definir políticas de infancia y reconocer la voz de los niños y niñas como sujetos de derechos. (acortar párrafo).
Una forma de contribuir a cambiar el imaginario social respecto a la construcción del devenir de la infancia, es haciéndonos cargo del desarrollo integral de ella; en donde la niñez debe ser un actor protagónico.
Desde Fundación Fútbol Más creemos en los procesos de parentalidad comunitaria positiva, donde entre todos y todas forjamos espacios seguros para el desarrollo físico, emocional y social de la infancia. Por consiguiente, creemos que la felicidad se entrena.
Tenemos la convicción que a través del deporte podemos generar procesos transformadores que socialmente aporten a construir espacios más felices. Para lograrlo, apelamos a la generación y fomento de vínculos afectivos significativos de tutores responsables que circundan a la niñez y juventudes tales como: la familia, la comunidad educativa, el barrio y la sociedad.
En definitiva, si aumenta el deterioro de la salud mental de nuestros niños, niñas y jóvenes, no es sólo una dolencia individual o familiar. Significa que todos y todas, hemos fallado en la generación de espacios seguros y protegidos para la infancia.