A fines de enero de 2021, el complejo de refugiados de Daadab tenía una población de más de 220.000 habitantes, en los tres campamentos que lo conforman, Dagahaley, Ifo y Hagadera. Gran parte de los residentes de los tres campamentos llegaron en la década de 1990 y tienen hijos y nietos nacidos en los allí.

En la comunidad de Daadab, culturalmente, los niños son los únicos que pueden realizar actividades deportivas, especialmente en espacios abiertos. Las niñas juegan separadas de los niños y, deportes como el voleibol y el fútbol, se llevan a cabo en espacios cerrados.

Cuando la organización sin fines de lucro se propuso intervenir por primera vez en Daadab, al tratarse de un programa nuevo que abogaba por el cambio social a través del deporte, se enfrentó a las dudas y desconfianzas de la comunidad a la hora de permitir que las niñas participaran de actividades deportivas. Es así como surgen reuniones con la principal alianza en el territorio, ACNUR, y otros socios como la FML y el TDH, que estaban a cargo de las escuelas y los centros cerrados en los campamentos. Como resultado, trazaron un mapa de espacios cerrados en la comunidad, para así tener un programa aparte para las niñas, donde se sintieran libres de participar en las actividades sociales deportivas.

Sin embargo, no todas las escuelas podían ser parte del programa, porque no contaban con estos centros cerrados para que las niñas practicaran. Se contrató un equipo de cinco mujeres para dirigir la implementación del programa piloto por tres meses, una coordinadora de género y cuatro entrenadoras. Ya todo estaba en marcha. 

Christine Odundo, Coordinadora de Proyectos en Daadab, ha visto este programa desde el principio y considera que la iniciativa piloto ha sido un éxito pues las niñas tienen la oportunidad de participar en actividades deportivas psicosociales al igual que los niños. Comenta que «ha sido difícil ganarse la confianza de la comunidad en un período corto, pero la acogida ha sido buena. Las escuelas piloto iniciales están ahora dispuestas a mantener conversaciones sobre cómo podríamos movilizar recursos para incluir a las niñas en nuestro programa como parte de las actividades co-curriculares”. Así mismo señala que este podría ser el comienzo de una comunidad más informada y educada sobre los beneficios del deporte tanto para mujeres como hombres. “Las pocas niñas a las que estamos involucrando actualmente son una verdadera representación de la necesidad de tener el proyecto en todas las escuelas y están realmente entusiasmadas», finaliza.

El lanzamiento del programa ha alegrado a las entrenadoras, que ya participaban en las actividades de liderazgo juvenil de Fútbol Más. Ellas están contentas y esperanzadas por los beneficios que supone para sus hermanas musulmanas, ya que la mayoría no ha tenido la oportunidad de participar en este tipo de actividades. Christine recuerda haber entrado en una de las escuelas llevando el material deportivo, y la emoción de los niños y niñas era visible, ya que habían estado esperando el inicio de las actividades desde que se enteraron de la noticia. “Las niñas de la Escuela Primaria Umoja estaban ansiosas esperando que hiciéramos el montaje, cuando pasamos por la sala empezaron a cantar y eso marcó el mejor lanzamiento histórico del programa en apoyo con los profesores”, comenta la coordinadora.

A través de este programa, Fundación Fútbol Más busca promover la salud mental y el bienestar psicosocial de las niñas a través de actividades que las ayuden a fortalecer su confianza, su autoestima y a cambiar su percepción de sí mismas. El proyecto también promoverá la cohesión de la comunidad, al tiempo que romperá las barreras culturales y los estereotipos que no permiten a las niñas participar en igualdad de condiciones en las actividades sociales y utilizar sus habilidades para mejorar sus sociedades, estando seguros de que la comunidad se dará cuenta de que el deporte puede utilizarse como herramienta de cambio social.