Corría el año 2014 y Franson Robillard se encontraba estudiando en la Escuela du Bas Canaán. Con expectación y duda miraba cómo una dupla de chilenos realizaba actividades en el patio en compañía de niños y niñas. Este sería su primer encuentro con Fundación Fútbol Más, organización que llegaba a su país con el objetivo de promover el bienestar en la infancia utilizando, por primera vez, a las escuelas como lugar de ejecución de las sesiones sociodeportivas.
Juan Araya y Alejandra Alvear eran esos chilenos, dos profesionales de la psicología que buscaban un espacio en este país tropical. Franson notó que la energía transmitida era un imán para acercarse y ser parte de esta nueva experiencia, independiente de la realidad y frecuente resiliencia que vivía fuera de la escuela, “yo me preguntaba: ¿es que Juan o Alejandra conocen la tristeza? A pesar de ese fuerte sol, ellos seguían ahí, firmes”, recuerda.
Fundación Fútbol Más comenzaba a interiorizarse en el mundo de las escuelas, lugar donde pasan la mayor parte del tiempo los niños y niñas. Entregar herramientas de enseñanza al equipo docente en base al juego era un desafío, avanzar hacia otras asignaturas como Matemáticas o Historia era una meta a alcanzar. Fomentar climas de buena convivencia escolar se hacía imprescindible.
Volvamos a Franson. Después de indagar más sobre estos nuevos talleres que se ejecutaban en su escuela, él decidió que quería aprender más sobre la metodología de la Tarjeta Verde y las celebraciones en equipo, las cuales se llevaban todas las miradas. Fue así como después de recibir una invitación de Magdalena, otra de las chilenas que eran parte del equipo, no dudó y con una sonrisa dijo que sí inmediatamente.
El camino para este joven no fue fácil. Aprender y conocer más sobre el programa Fútbol Más Escuelas requería una mayor responsabilidad, entender los diferentes contextos, plantear relaciones formales con los docentes y participar de las planificaciones se convirtieron en verdaderos desafíos.
“Lo que más me ha aportado esta experiencia, ha sido la resiliencia. Pero también la empatía y la confianza, los vínculos con las personas en las escuelas, la relación persona-persona, por sobre otro tipo de relación. Tenemos un bello vínculo con la gente de la escuela, siempre con mucho respeto mutuo”, señaló el joven líder.
Líder. Un concepto superado para Franson. Hoy a sus 23 años, ya es parte del equipo oficial de Fútbol Más y cumple las funciones de un monitor sociodeportivo en dos escuelas públicas: Pwentarakèt y Masikren en la isla Lagonav, ubicadas en el departamento Oeste de Haití. Para él esta nueva etapa fue uno de los momentos más complejos, debido a la responsabilidad que conllevaba estar al mando de una clase con niños y niñas. Todo era real.
El camino de Fútbol Más por la educación dio sus frutos y siguió impactando a las comunidades educativas. El balón comenzó a rodar y hoy la diversidad de establecimientos beneficiados con la metodología sociodeportiva ha aumentado. Chile, Paraguay, Perú, Kenia y Haití son los países donde el Programa Escuelas está presente.
Contextos rurales y urbanos, escuelas de dependencia pública, establecimientos envueltos en situaciones de emergencia con alto número de niños y niñas por sala de clases, en algunos casos, sobrepasando los 55. Son algunas de los escenarios que Fútbol Más enfrenta para lograr el sueño de comunidades más felices.
El crecimiento de Fútbol Más y de Franson refleja que el trabajo en equipo es fundamental para alcanzar las metas. Como dice el proverbio haitiano “men anpil, chay pa lou”, con muchas manos la carga no es pesada. Pareciera que la colaboración es parte de la realidad de Haití.
Franson sigue asistiendo a la escuela, esta vez no como alumno, sino como un monitor deportivo. Cada día, a las seis de la mañana, sube a un mototaxi para poder llegar. La fatiga y cansancio por el largo viaje no son impedimentos para disfrutar con los niños y niñas, recibir abrazos y contagiarse de la energía a pleno sol, con la tierra hasta las narices, pero con el corazón lleno.
“Para mí una clase con Fútbol Más es siempre uno de los más bellos desafíos que tenemos que sobrellevar. Trabajar con los niños y niñas bajo el sol, pero saltar, reír, bailar, gritar y recibir de vuelta toda esa energía y esas sonrisas. Lo que más me mueve, lo que más me prende, es estar en las escuelas donde trabajamos”, señala Franson.
Haití sigue creciendo. Si bien la escuela Du Bas Canaán ya no es parte del programa, este establecimiento se convirtió en la primera piedra para la construcción de una intervención 100% educacional. Hoy, el Ministerio de Educación y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) creyeron en este proyecto y decidieron trabajar en conjunto. El proverbio haitiano se hacía nuevamente realidad.
Diez escuelas públicas, todas del departamento Oeste de este lugar mágico, están viviendo las sesiones sociodeportivas día a día bajo el sol. Si bien y por la pandemia, no se han podido ejecutar presencialmente, el compromiso sigue intacto para que las comunidades educativas haitianas sigan promoviendo la resiliencia.